"People will accept your ideas much more readily if you tell them Benjamin Franklin said it first"
DHC

23.5.11

¿Cómo?¿Que tengo que seguir publicando?

Un día en mi salón, ¿por qué no?

Todos estábamos hartos de ella. Ni siquiera había pasado tanto tiempo desde que la habíamos conocido, pero su personalidad era simplemente irritante. Las sorpresivas subidas y bajadas en su carácter nos avisaron desde el principio que debíamos estar alerta en todo momento. Con su pie herido, su bastón, su vestimenta poco atractiva, sus alter-egos y su alarmante voz, Liliane Machuca cambió la visión que teníamos del 7mo grado.

Era diferente. No podemos decir que era mala, porque sabíamos que había sufrido algún tipo de trastorno. Sabíamos que era viuda. Eso era suficiente. Ninguno de nosotros recuerda haber aprendido mucho en sus clases, excepto los nombres y los colores de las ropas de los enanos que visitaban la casa del Hobbit, o que si lees Kafka a los 13 años, no lo entenderás por completo.

Este día fue, increíblemente, fuera de lo común. No tenía una clase preparada, así que empezó una discusión sobre cómo los colonizadores españoles habían dejado caer por la borda la ‘z’ en su camino a lo que hoy es Latinoamérica. Pocos aportaron algo al debate, pero ella decidió hacer lo debido en caso de una pérdida de tal magnitud. Organizamos un funeral para la letra Z. Unos debían escribir un panegírico, otros debían recrear el cuerpo. Yo ayudé a construir un ataúd.

Luego de que estuvimos listos, ella acomodó su maquillaje de manera que estuviera acorde a la ocasión. Hicimos una marcha fúnebre desde la puerta de nuestro salón hasta cruzar todo el nivel de bachillerato. Bajamos las escaleras y nos dirigimos al parque de grama. Luego de realizar propiamente la misa, mandó a los varones a cavar un pequeño hueco donde meteríamos el ataúd. No sé si fue porque tardaron mucho tiempo o porque ninguno de ellos quiso ensuciarse las manos, pero rápidamente decidió que no lo enterraríamos. Lo enviamos a través del canal de drenaje que estaba en el parque; levantaron la alcantarilla y ahí se fue.

Pasaron unos minutos de silencio. Fueron rotos cuando un varón dio la idea de utilizar el tiempo restante de la clase haciendo algo productivo. Todos nos preguntamos qué podría ser. Fútbol, ¿qué otra cosa? Napoleón, su personalidad compasiva, salió a flote en el rostro de Liliane, y nos dejó el resto de la clase libre.

1 comentario:

  1. Yo también tuve esa primera impresión de ella cuando escribió sus reglas doradas en la pizarra. Al cabo de un año en la cátedra de Lengua Española II, esa visión ha cambiado. Es una lástima que no la vuelva a tener como profesora ¿quién lo diría? extrañaré sus quices semanales y su frasecilla "Jóvenes...aún" para llamarnos la atención. Muy emotiva tu crónica sobre la sensible pérdida de la "Z". Un amigable saludo ;)

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